Parte 3: En la puerta secreta de los boques baldíos del oeste.
El joven príncipe, su alteza Tyran Allianze, regresó con su séquito a las selvas templadas del oeste, desde la capital Munfortwall. Tuvieron que viajar hasta HolyFort. Desde allí cruzar el “Holy river”, y atravesar el reconquistado dominio de las cascadas, para llegar al pie de las montañas del Atrium. Una vez allí, les tocó atravesar la cordillera y bajar la cadena montañosa, de esta forma, tuvieron que viajar para llegar a los bosques baldíos del oeste.
El “Imbatible azote de Dios” trajo consigo 50 nuevos reclutas, debido a que la batalla constante con demonios y bestias demoniacas había disminuido el tamaño de su ejército. Este territorio tiene una alta dificultad para ingresar. Además, este sitio no tiene templos cercanos, lo que hace que los ángeles de combate no puedan usarse con frecuencia, debido a que estos debían recargar sus energías en el templo una vez agotada la misma.
El cuarto ejército real del Sacro Reino de Granheim, tenía su base en la meseta del fuerte Atrium. Ese fuerte, estaba ubicado en la única entrada desde el bosque hacia el reino. Tyran Allianze, era el primero con la decisión de conquistar este territorio desde siglos atrás.
Cuando el príncipe regresó del cónclave real, fue recibido por el prior de combate Mohecías Storm, tío abuelo de la odiada regente de HolyFort.
-Príncipe, hemos descubierto algo realmente único, respecto a las columnatas de la puerta. – Dijo el prior.
Caminaron juntos hasta la puerta. La mitad del cuarto ejército real acampaba alrededor de la misma. Entre las columnatas, justo en el umbral de la puerta una luz perturbadora podía verse. Esa puerta, no daba paso a ningún edificio, se encontraba solo allí en la mitad de la selva.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué está brillando, prior? – Inquirió el príncipe.
-Su alteza, poco después de su partida, inspeccioné la puerta con mayor detenimiento. Fue entonces cuando encontré unos grabados sobre el arco de la puerta. Lo asombroso es que están escritos en la lengua imperial antigua. – Respondió Mohecías Storm.
Solo Dios es capaz de juzgar a los hombres.
Deja que Él te acoja en su seno.
-¿Cómo es esto posible? ¿Cuántos años tiene este arco aquí?- Se preguntó el príncipe. Esa puerta se veía como si tuviese más de 200 años allí, podría decirse que alrededor de 1000 años. Su arquitectura era definitivamente imperial antigua. Era claro que era una construcción imperial, pero en los libros de historia nunca se mencionó absolutamente NADA de esta puerta.
-Justo después de leer las palabras, el umbral de la puerta se iluminó. Es como si nos invitara a pasar. Yo le esperé, para que sea vuestra orden la que nos anime a atravesarla. ¿Qué dice su alteza? – Preguntó el prior.
-Está bien, ¿Qué esperamos?
-Su alteza, recomiendo que primero atraviese alguno de los soldados. Es lo más prudente.- Recomendó el prior.
Y así fue. Escogieron a uno de los soldados de infantería para pasar por la puerta. Todos podían sentir temor en sus corazones, pero nadie lo decía. Los latidos se sentían en sus gargantas. El prior, bendijo al joven recluta quien repetía las oraciones que desde niño le habían enseñado.
Cuando el joven soldado colocó su pie en el umbral de la puerta, la luz se hizo más intensa. De ella, surgieron tentáculos luminosos que agarraron al joven y lo elevaron. Los gritos de horror del recluta impresionaron a los presentes. Mientras pasaba bajo el umbral, su piel empezó a desprenderse.
-Prior, ¿Esto qué significa?- Preguntaba el príncipe.
Entre alaridos, chillidos y jadeos, el joven recluta se transformaba en un ser espantoso. Seis prolongaciones reemplazaron sus brazos y piernas, unas pústulas de carne cubrieron su cuerpo, sus ojos se desprendieron al igual que sus dientes. Un ser antropomorfo sin ojos, nariz o boca, deforme y hambriento. Ese era el ser que aparecía al otro lado de la puerta. Ese era un espécimen conocido como “Para-demonio”.
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