Capítulo 5: En territorio rebelde no hay Dios ni ley.
Parte 1: El llamado de la madre tierra.
Una voz recorría la península del Índigo, sus pueblos recibieron el mensaje: la líder o el jefe guerrero de cada una de las poblaciones debía presentarse en Jipai, la ciudad del bosque, donde elfos y nativos conviven cerca del árbol sagrado (El árbol de agua), cuya savia es cura segura.
Kalli Bon Jipai, sanadora experta, guerrera del tiempo y sacerdotisa de la madre tierra, elevó su voz para que los representantes de los hijos e hijas de la madre tierra se acercaran hasta allí.
Desde el valle del Índigo, las sacerdotisas enviaron al jefe Abor y a la Pitonisa medio-elfa Diane, a representarles. Este pueblo se caracteriza por ser fuerte y sus armas se hacen con base a elementos mágicos extraídos de los huesos de criaturas mágicas. No suelen usar armaduras y en su mayoría son medio-elfos, un mestizaje entre los nativos y los elfos del bosque.
Desde Solárium enviaron al sacerdote Yguar, un natural de los hijos del sol, quien manejaba magia solar ofensiva. La magia solar es bastante poderosa. El sacerdote contaba con el brazalete del rayo solar, que es una preciada joya de los hijos del sol de la bahía interior.
Desde Ygenivia, su importante Khana (reina), conocida como Ygeni Itxion, envió a su primogénito, Galbion Itxion, quien contaba con la lanza del sol, uno de los tesoros preciados de los hijos del sol de la costa, y a Meli Itxion, la guerrera de más alto nivel de ese pueblo.
Son cuatro pueblos nativos, con seis mujeres y hombres que harían parte el plan de defensa. ¿Por qué?, pues porque se observaron 1000 guerreros vestidos con armaduras de hierro atravesar el río del Índigo.
Entre esos guerreros de hierro había alguien que no vestía armadura y que, al parecer llevaba la marca de la madre tierra y del sol invicto.
De ser así, se daría inicio al ciclo de cambio observado cada milenio, ¿sería su líder y guiaría a una victoria? ¿O solo les sembraría una falsa ilusión?
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