Se suponía que escribiría un diario a partir del 1 de enero, es obvio que no lo hice y me siento mal por no haberlo hecho a tiempo, los propósitos de año nuevo deberían ser algo motivador y grandioso... De hecho, lo son... Suena divertido de hacer, es divertido hacerlo, pero con todo lo que me cargo yo misma en la cabeza es, simplemente abrumador.
Si pienso a detalle y mido mis tiempos, puedo hacer todo en un día, en menos, es magnífico el placer de pensar "Si me levanto a las X:XX entonces puedo tomarme tanto en desayunar, a las X y media ir a ... y suponiendo que se me hace tarde o x, de todos modos puedo hacer tal en tanto, y me queda tiempo libre para disfrutar y relajarme", es simplemente magnífico, lo disfruto... pero mi realidad es otra... aún si me levanto a la hora debida, mi cerebro no recuerda mis planes hasta que es "demasiado tarde" y allí va la espiral de pensamientos negativos que rellena mi cabeza y pecho como se rellena un pavo navideño cuando tienes dinero de sobra y una familia enorme... Y me siento una basura, que no sirvo para nada, siempre cometo errores, nunca logro hacer las cosas apropiadamente, millones de ejemplos de personas que habrían hecho exactamente eso o lo hacen, mejor que yo... de estos pensamientos nace el pensamiento que más me duele y contra el que más trabajo me cuesta luchar a diario "Si no eres buena serás desechada"; ser desechada implica que ya no soy necesitada, tengo la necesidad de que alguien me necesite, además de mi misma... y al mismo tiempo implica que fui desechada por no ser amada... estoy extrañamente bien, incluso feliz si me desechan porque me odian, no necesito odio, no lo quiero y me están haciendo un favor enorme, puedo reírme de ello... pero si me desechan por que no soy amada... ni siquiera duele, es como si mi piel se hubiese endurecido tanto, al punto de tener necrosis, pero, sin podrirse, cubriendo lo que debería doler... pero se que es solo porque me harté de sentir dolor, no siento dolor porque con todo lo que soy decidí no sentir cosas desagradables, y el dolor es desagradable cuando es de ese tipo.
"Si no eres buena serás desechada", buena... tiene muchos "sinónimos", util, agradable, cariñosa, divertida, ruda, inteligente, sexy, tonta, inocente, normal, extravagante... casi cualquier cumplido es un sustituto de esa palabra... Y lo que más resuena en mi cabeza es que SOY util, enumero una lista de las cosas que sé hacer, las cosas que puedo hacer, las que he logrado, las que hice, las que estoy haciendo... lo bonita que soy y porqué, lo inteligente que soy y en que me baso para decir eso, tengo argumentos sólidos de acuerdo a la lógica... sin falacias, sin errores... y sin embargo siento que soy el ser más patético, simple, inútil, fracasado, inservible y estúpido del universo, e inmediatamente pienso "No seas egoísta, seguro alguien más también se siente así y les va peor que a ti" y sí... hay muchos que la tienen más difícil, algunos pueden perfectamente con ello, otros se nota que hacen su esfuerzo, y algunos simplemente pareciera como si comieran sus propios desechos y se revolcasen en ellos aún cuando tienen la puerta a "algo mejor" que yo tanto me esfuerzo por alcanzar, huyendo de aquello que no me gusta y me persigue siempre.
No importa que haga, siempre están esas dos partes, aunque hay una luz gris en medio, esa que dice que está bien sentirme basura y que hay gente mejor que yo, porque eso me hace buena persona, me permite tener empatía y ser amable y bla bla bla, y que está bien ser altiva y orgullosa, que eso me ha llevado a salir de situaciones de abuso, de violencia y ser menos miserable que antes... esa luz gris es realmente cómoda, la adoro con todo... es como si ser un mar atormentado estuviese bien, no importa si mis olas rompen violentamente contra las rocas, es lo que hace el mar cuando las hay, y al mismo tiempo rozo la orilla para huir y volver en ese tranquilo vaivén... es lo que hace el mar cuando la arena es suave y no hay obstáculos, está totalmente bien ser todo y nada al mismo tiempo... no es fácil, pero no sé ser de otra manera y dudo cambiar esa lucha interna y eterna que me hace ser yo misma.
Con todas mis cautelas, con todos mis miedos, me acepto solo para reconocer como soy, y cambiar, evolucionar y desarrollarme, aspirando siempre a ser mejor, con todo mis maldades, mi ira, mi odio... porque todo eso alimenta a su vez todo lo bueno en mí.
No puedo evitar sentir atracción y deseo hacia la idea de sacar lo bueno de lo malo, siendo que siempre estoy rodeada de cosas malas, malos pensamientos, malos sentimientos, malas influencias malas compañías, de defectos y eso que todos desaprueban. ¿Por qué? El odio puede destruir, pero si odias algo, entonces no seas como eso que odias, si realmente quieres destruir algo que odias, empieza por extinguirlo en ti. ODIO a las personas que no escuchan, así que empecé a escuchar, no logro sacar de mi mente lo que leí en alguna parte donde decía que la comunicación tiene tres componentes: Quien envía el mensaje, el mensaje, y quien lo recibe; ¿Por qué solo se escucha?, la ira creció dentro de mi y poco a poco tomó forma, la forma de la opresión de ser quien debía escuchar y nunca responder, nunca ser escuchada, nunca ser tomada en cuenta, así que grité... Grité hasta que la vida me hizo callar a golpes, y así, aturdida me di cuenta de que otros gritaban y quise callarles a golpes, y lo hice, hasta que me di cuenta que nunca habría silencio, volverían a gritar y callarme, gritando más fuerte que yo... cuando desgarré mi garganta y una nueva paliza me dejó sin aliento para hablar, el dolor mojo mis mejillas y me di cuenta de que corría un rio a mis pies, pero no era mío, había mucho otros que lloraban, sin hacer ruido, muchos lloraban y movían la boca como si gritaran pero su voz al igual que la mía no escapaba de sus gargantas, no se habría escuchado ni un suspiro pues el resto de la turba continuaba gritando y golpeándose unos a otros ¿que podía hacer sin voz? observé, buscando una respuesta y noté que algunos cuantos lloraban en paz, de esos pocos algunos eran golpeados cruelmente, y a otros menos, había alguien que también lloraba y se cobijaban juntos... se protegían así de los golpes, pues al ser dos eran menos los embates que enfrentaban. Busqué desesperada alguien más y sin suerte en cuanto me vieron llorar ser rieron y lloraron con más fuerza, no entendía por qué, luego me di cuenta de que no me veían llorar, solo veían el tamaño del charco a mis pies. Siempre creí que si no me quejaba, alguien me salvaría de ese dolor guardado y me ayudaría... es lo que le dicen a todos, es lo que todos esperan. Cuando entendí que si lloraba en silencio jamas seria escuchada y nadie se cobijaría conmigo, me levanté una vez más, cansada de ser pisoteada y zarandeada en las querellas ajenas, y así, sin más, le ofrecí la mano a alguien cuyo llanto tenía un color diferente. Nos cobijamos mutuamente un rato, hasta que mis lagrimas se empezaron a mezclar con las suyas y eso le molestó al darse cuenta que no eran iguales, huyó asustado, arrastrándose en medio de la multitud, me quedé allí pensando, y me levanté de nuevo, esta vez llorando con mas fuerza y como un barco de papel en medio de un río arrebatado navegué tratando de evitar mas golpes, hasta que me encontré rodeada de sollozos, y me di cuenta que aquellas parejas que se levantaba juntas, aún si era para separarse luego, lloraban del mismo color, a veces diferentes tonos, pero siempre del mismo color y lograban esquivar con mayor eficacia los embates de la vida. Tras muchos intentos, me di cuenta de que podía cambiar el color de mis lagrimas, y así, muchos se levantaron, pero yo volvía a caer, algunos de ellos caían también, pero en su mayoría, se alejaban ligeros como una semilla de diente de león con el aire. Odio a la gente que no escucha, pero de tanto escuchar, empece a odiar a la gente que no habla con sinceridad... muy tarde aprendí que un poco contrario a lo que nos dicen "mentir es malo, no debes decir mentiras", mentir es necesario y útil en un mundo que venera una manzana pero aborrece y tala el árbol donde ésta crece.
Continué levantándome, escuchando y hablando a cada oportunidad que veía, hasta encontrar a alguien que tuviese el mismo color que yo... y lo más curioso es que aún así tengo miedo.
Aunque este se desvanece como el polvo de uno o dos días si lo barres, sin esfuerzos demasiado grandes... a veces incluso co solo admitir que tengo miedo, este desaparece.
Ahora siento que puedo hablar y ser escuchada, escuchar y que esa persona hable.
Me siento respetada.
Me siento amada.
Me siento amada en todo lo que para mí es el ideal perfecto de amor.
Y sumado a eso, por fin siento que está bien amarme y que lo merezco.
Por fin ambas partes están de acuerdo en algo y soy solo agua, sin etiquetas ni botellas, aunque aún tengo algunos tropiezos... Ya no busco mi ruina, y deseo vivir, vivir porque tengo vida y ya, por bella que sea la muerte no es aún tiempo para nuestra cita, y eso está bien.
Con esto me liberé un poco, aunque no tiene sentido, pero, ha sido como quitarme el corsé por un rato.
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