¿Acaso esta gente duerme? Se preguntó a sí mismo Kyle mientras se frotaba los ojos para despejarse, o al menos intentarlo.
-Es muy pronto... -Bostezó el muchacho- ¿Que vamos a hacer?
-Lo verás cuando lleguemos. -Dijo Marius en un tono serio- No tardes mucho.
-Vooy...
Se quedó unos instantes sentado al borde de la cama, mirando a la nada; pensando en el extraño encuentro del día anterior. ¿Quién era ese tal Rin?, ¿Que demonios era el Sabbath?, ¿De veras podía fiarse de un extraño con un hacha para ir a cualquier lado? Se golpeó levemente las mejillas con las manos, tratando de olvidar esas preguntas que le acribillaban. Acabó de cambiarse y fue con Marius; mientras lo seguía, podía escuchar los ronquidos de Marshall saliendo de su habitación. Salvo ese ruido similar a una tala de árboles masiva, todo estaba tranquilo, el aire frío de la madrugada entraba por las ventanas entreabiertas del pasillo.
Marius lo llevó hasta una puerta en una zona del piso la cual Kyle no conocía; la abrío y le dijo que entrase. Tan sólo habían unas escaleras que bajaban hasta que se perdían en la oscuridad. El joven entró sin preámbulos; bajaron durante unos cinco minutos aproximadamente, ¿Estaremos bajo tierra? Se preguntó Kyle mientras seguían bajando. Se detuvieron al llegar a una puerta metálica algo más grande que ellos dos.
-Es aquí -Indicó Marius.
-¿Tenéis esto tan profundo y ni siquiera hay un ascensor? -Kyle hizo una mueca de enfado.
Marius se acercó a la puerta y posó su mano sobre un rectángulo negro en la pared, éste se iluminó formando una silueta alrededor de la mano del hombre. La puerta se abrió automáticamente y una voz femenina resonó por la sala.
-Bienvenido, Marius -La voz tenía un toque robótico.
-¿Quién ha dicho eso? -Exclamó Kyle.
-Solamente es la consola que controla la seguridad del edificio, no es para tanto.
-Creo que aquí hay más cosas de las que creía... -Susurró Kyle para sí mismo.
-¿Has dicho algo? -Preguntó Marius mientras entraban por la puerta metálica.
-¿Eh? No... nada... jejejeje
Los dos entraron a aquel lugar, que se iluminó automáticamente al detectarlos en su interior, mostrando un pabellón bastante amplio con instrumentos de entrenamiento y un tatami en el centro entre otras cosas más.
-Aquí es donde entrenaremos.
Kyle no dijo nada, estaba fascinado ante aquel lugar.
-Vamos, comencemos.
Marius se descalzó y entró en el tatami.
-Acércate, chico.
Kyle obedeció; se descalzó y siguió a Marius. Acto seguido los dos se arrodillaron uno frente al otro. El muchacho estaba algo nervioso, no sabía cual era el método de Marius. Éste último cerró los ojos, respiró profundamente.
-Kyle, los portadores no sólo tenemos que aprender a dominar nuestros poderes para ser más fuertes, sino que también tenemos que comprender su esencia, llegar a un equilibrio entre nuestra mente y cuerpo que nos permita ser uno con nuestro poder.
Kyle asintió firmemente, un poco nervioso aún.
-Dejarse llevar por las emociones a la hora de pelear no es nada bueno. -Volvió a respirar hondo- Tu poder puede alimentarse de todos tus pensamientos y emociones negativos y provocar que pierdas el control. Marshall nos comentó acerca de tu último colapso, peleando el otro día. Dime, ¿qué viste en esos momentos?
-Vi... -Kyle apretó los puños- Vi... Al General Supremo....
-Por lo que tengo entendido... Quieres acabar con él...
El joven asintió en silencio.
-Bien... Lo primero que harás será aprender a controlar tus emociones.
Marius abrió los ojos y miró fijamente a Kyle.
-Cierra los ojos y respira muy profundamente.
Kyle obedeció.
-Trata de dejar tu mente en blanco, que ningún pensamiento invada tu cabeza.
El chico se concentró. Intentó vaciar su mente de todo pensamiento, pero era muy difícil. Muchas emociones poblaban su mente; muchas preguntas seguían sonando en su cabeza. "Concéntrate... concéntrate...", se decía a sí mismo.
Un golpe en su cabeza le hizo retornar.
-Tienes demasiadas dudas y pensamientos en tu cabeza. Eso lo impide todo.
-Es muy difícil... No puedo lograr quedarme en blanco...
-Tan sólo deja de escuchar los pensamientos que te atormentan, ignóralos.
Kyle volvió a respirar profundo y lo intentó de nuevo.
-"Concéntrate..."
De nuevo volvió a fracasar en el intento. Así decenas de veces más; el sol estaba ya en lo más alto, pero al fin logró llegar a un estado de tranquilidad. Su mente se calmó; sus músculos se relajaron y los pensamientos desaparecieron por un pequeño tiempo que le pareció eterno. Poco después de llegar a ese estado, su mente le transportó a un espacio completamente oscuro, infinito. No podía ver nada a lo lejos pero sí podía distinguir su cuerpo con facilidad, como si estuviese iluminado por una luz inexistente. Al cabo de unos instantes, una columna de fuego se levantó ante él. Un chillido agudo salió de la colosal llamarada, poco después, dos alas flamígeras se alzaron.
El fénix salió volando hacia la nada, posándose poco después ante Kyle, quien tenía el tamaño de un ratón comparado con el del ave.
-Tú eres...
El gigantesco pájaro lo miró con sus ojos oscuros, sin responder nada.
-No pienso dejar que me controles... -Kyle comenzó a acercarse al ave- Ni que te apoderes de mi mente...
Todo seguía en silencio.
-Voy a dominarte... Cueste lo que cues...
-No será tan fácil... Kyle -El fénix respondió con una voz profunda que resonó por todo el espacio.
-¿Acabas de...?
-Tu mente es muy fácil de corromper, por eso no eres capaz de controlar tu poder.
-¡Eso ya lo sé! -Se cruzó de brazos- No eres el primero que me lo dice...
-Debes aprender a...
-A controlarme y bla...bla... bla... -Miró al fénix con una mueca burlona- Lo que quieres decirme me lo han dicho otras personas...
-Kyle... -La voz del ave se tornó más profunda- Tienes un gran potencial en tu interior... Pero dejas que tus sentimientos te dominen... No permitas que eso pase...
El joven no pudo contestar, todo desapareció en un instante. Abrió los ojos, Marius estaba sentado ante él, algo preocupado.
-Que alivio... Al fin vuelves.
-¿Cuánto tiempo...?
-Llevas tres horas sin mover ni un solo músculo, pero tu cuerpo...
Kyle miró el tatami, estaba completamente chamuscado alrededor de su cuerpo.
-Unos minutos después de que entrases en trance, tu temperatura comenzó a aumentar de manera drástica, hasta llegar a un nivel en el que me he comenzado a preocupar...
-¿Y cómo has...?
Marius transformó una parte de su brazo en obsidiana.
-Mi poder me permite soportar bastante bien el calor.
Kyle sonrió.
-Impresionante...
-Dime -Marius se tornó más serio- ¿Qué has visto?
-He visto... -Kyle apartó la mirada- He visto al Fénix...
-¿Te ha dicho algo?
-No... No ha dicho... No ha dicho nada.
-Entiendo...
Marius se levantó y tendió la mano al chico.
-A partir de ahora, ésto será una parte de tu entrenamiento diario -Sonrió- ¡Acostúmbrate!
Kyle agarró su mano.
-Lo haré.
La pequeña aeronave de transporte aterrizó en la cima del edificio. Un grupo numeroso de personas, todas vestidas con ropas muy oscuras se acercaron. El que estaba a la cabeza del grupo se acercó a la nave; la parte trasera de ésta se abrió y un hombre con uniforme color caqui salió.
-¿Cuántos hay? -Preguntó el líder del grupo.
-Treinta y dos -Dijo el tripulante- Quince hombres y diecisiete mujeres.
-¿Cuántos Portadores?
-Diez.
El hombre de ropas oscuras sonrió malévolamente.
-Enséñamelos.
El tripulante llevó su mano derecha al comunicador de su oreja.
-Que salgan los números: 6, 8, 13, 17, 22, 19, 4, 30, 28 y 25.
Unos gritos sonaron dentro de la nave y una fila de personas salieron con las cabezas agachadas. Todos llevaban ropas sucias y rasgadas, algunos iban incluso descalzos, mostrando sus pies heridos; algunos tenían heridas por muchas partes del cuerpo y, en la mayoría se podía distinguir una marca en la piel que parecía haber sido marcada a fuego, el símbolo de los esclavos.
-¡Todos en fila, vamos! -Gritó otro tripulante que les dirigía.
El jefe de la banda se acercó a inspeccionarlos; su atención fue captada por una chica de unos 15 años, de pelo rubio acabado en puntas naranjas. Iba vestida con una simple camiseta de tirantes y unos pantalones cortos raídos. Su expresión no reflejaba temor alguno.
-Me gusta ésta chiquilla -El hombre se acercó a inspeccionarla- ¿Su poder?
-Sus antiguos amos me dijeron que era Portadora elemental de fuego, pero aún desconocen su Rama.
Se agachó hasta tener su mirada a la altura de los ojos verdes de la muchacha.
-Dime tu nombre.
La chica no respondió.
-Contéstame -El hombre se mosqueó- ¿O acaso tienes miedo?
La joven apretó sus puños, ya que los grilletes que unían sus manos no le permitían hacer nada más.
-Voy a tener que enseñarte a respetar a tus superiores -Le mostró a la muchacha cómo su puño comenzaba a soltar chispas blancas.
-Kyra -Respondió la joven seriamente, sin ningún temblor en su voz.
El hombre sonrió y se levantó, dirigiéndose hacia el tripulante.
-Me los llevo a todos, tengo bastantes contactos que desean esclavos como éstos, ¿Cuánto en total?
-Ocho millones, Janis.
El jefe tendió la mano al uniformado.
-Descárgalos a todos.
Tras eso, miró a Kyra.
-Bienvenidos a vuestro nuevo hogar... Ahora pertenecéis a los Black Crown.
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