La puerta se abrió fuertemente, golpeando a Kyle en los morros, por la misma se asomó una chica de unos veinti-tantos, con cara de estar algo sofocada.
-¿Ya estás despierto? Qué bien, ven, vamos, tengo que llevarte a...
La nariz de Kyle empezó a sangrar, se la tapó con una mano y con la otra se intentó levantar.
-¿Q-quién diablos eres? -Se alejó de la muchacha- ¡¿Y por qué entras de esa manera?!
-M-m-me llamo Stephanie, ¡p-pero puedes llamarme Steph!-se ajustó las gafas y sacó un pañuelo blanco de su chaqueta- E-esto... Siento mucho lo del golpe, de veras, toma, usa esto.
-N-no te preocupes -Kyle tomó el pañuelo y se lo puso en la nariz- Esto... ¿podrías... decirme dónde estoy? ¿O quién me ha traído aqui?
-Hay alguien que puede responder a todas tus preguntas, solo sígueme.
Kyle asintió y siguió a Steph por un pasillo no muy amplio, con algunas bombillas parpadeantes en el techo y varios documentos tirados por el suelo. Por el espacio, dedujo que probablemente estaba en un apartamento, ¿dónde? eso no lo sabía aún, pero esperaba encontrar la respuesta pronto.
Steph lo guió hasta una puerta metálica con un cartel de "NO ENTRAR SI VALORAS TU VIDA". Le indicó con la cabeza para que entrase, pero la mirada de Kyle decía que ese cartel imponía un poco, aunque intentó no acobardarse. Tragó saliva y agarró el mango de la puerta.
Abrió la puerta lentamente, pero algo temerario; asomó primero un poco la cabeza para inspeccionar. Solo había otra habitación, pero bastante más grande, con dos grandes ventanas al fondo, dos pantallas en una de las paredes con información que pasaba rápidamente; en el lado contrario había un escritorio bastante amplio, con, al parecer, un hombre examinando algo allí. Esa persona no tardó en percatarse de la presencia de Kyle y levantó la cabeza.
-Pasa chico, no te preocupes, estás a salvo y parece que también recuperado.
-¿Q...Quién eres tú?-preguntó Kyle, aún algo atemorizado- ¿Eres quien me ha traído aquí?
El hombre se dio la vuelta, no era tan mayor como Kyle había pensado al verlo de espaldas; tendría unos veinticinco años, probablemente menos, era un poco más alto que él. Vestía con un estilo algo formal, con una americana gris oscura y una camiseta negra debajo, unos vaqueros ajustados y unas botas negras de cuero. Llevaba el pelo con un mohicano teñido de rubio claro, casi blanco que contrastaba con su barba y las raíces de color castaño oscuro. Lo que más le llamó la atención a Kyle fue la cicatriz que pasaba horizontalmente por su nariz.
-Me llamo Joseph Raymond Marshall -dijo, tendiéndole la mano-, pero llámame solo Marshall, si me llamas Joseph o Raymond... -unas chispas azuladas recorrieron sus dedos- tendremos unas palabritas.
-Esas chispas...-musitó Kyle- ¿Eres un Portador?
-Portador del elemento Rayo, Rama del Susurrador de Tormentas, concretamente.
Kyle olvidó su miedo y se acercó a Marshall.
-¿Rama? Nunca había oído hablar de eso... Mis padres nunca me habían hablado de...- Miró a los ojos a Marshall- Por cierto, no has respondido a mi pregunta... ¿Fuiste tú quien me trajo aquí después de que el Imperio destruyese mi ciudad?
Marshall respiró profundo y se sentó en la silla que tenía a su derecha, sacó un cigarro de su chaqueta y lo encendió con un chispazo en sus dedos.
-Podría haberte dejado allí... Pero les debía el favor...
-¿Favor? ¿De qué estás hablando?
Marshall dió una calada al cigarrillo y expulsó el humo por la nariz lentamente.
-Tus padres me salvaron la vida hace mucho tiempo, cuando peleamos en el mismo bando. Les prometí que se lo devolvería, aunque mi vida fuese el precio. Pero para cuando me enteré de que el Imperio iba tras sus cabezas fue demasiado tarde. Cuando llegué para intentar ayudarles la ciudad estaba reducida a cenizas, cientos y cientos de metros cuadrados de cenizas, escombros y cadáveres, una escena verdaderamente horrorosa. Cuando los encontré, te vi inconsciente en el suelo cerca de ellos, casi muerto, así que decidí ayudarte para devolverle el favor a tus padres...
La expresión de Kyle cambió.
- ¿Dices que conociste a mis padres?
-Conocí primero a tu madre, luchamos juntos hace muchos años, cuando tú aún no habías nacido.
-¿Luchar? ¿Dónde? ¿Con quién?
-Luchamos en el Ejército Imperial hace más de quince años, en la conocida como División Elemental, pero tanto ella como yo renunciamos al realizar cierta misión, lo que nos convirtió en renegados. Yo aún logré disuadir mi búsqueda, pero tus padres lo tuvieron mucho más crudo, ya que la línea de sangre de tu madre la conectaba con un antiguo Soldado Artificial muy poderoso creado por el Imperio hace mucho, por lo que querían usar su genética para fines militares... Y destructivos.
Kyle se miró las manos, algo impactado por lo que acababa de oír.
-Dices... ¿Que desciendo de uno de los soldados más poderosos creado por el Imperio?¿Que mi sangre es artificial?
-Bueno, podría decirse que eres algo parecido a un híbrido, pero no lo sé exactamente.
Marshall se levantó y tiró la colilla al suelo.
-Tengo una pregunta para tí, chico.
-D-Dime.
-¿Podrías mostrarme tus poderes?
-¿M-Mis poderes? -Kyle se miró la mano derecha, y asintió, algo inseguro.
De su mano brotó una esfera de llamas algo más grande que su palma. Marshall la observó determinadamente, como si la estuviese analizando a fondo.
-Portador de Fuego, al igual que tu madre, pero... ¿Cuál es tu Rama?
-N-no lo sé, mis padres me decían que no mostrase mis poderes y nunca me hablaron de ellos, así que no los he usado mucho...
Marshall se puso a pensar profundamente, analizando a su vez la esfera de llamas.
-Si no recuerdo mal, la Rama de Tanya era Reina de Llamas, una de las más poderosas que ha habido en ese linaje, pero no tengo ni idea cual puede ser la tuya...
-Mmmmm...-Kyle intentó recordar alguna pista que le pudiese ayudar- Mi madre solía llamarme Pajarito, pero no creo que tenga nada que ver...
-Pajarito...Fuego...-Marshall frunció el ceño- No creo que sea... Pero cabe la posibilidad de que...
La puerta se abrió fuertemente, Steph entró muy asustada.
-¡Jefe! -Gritó, exhausta- ¡Tenemos problemas, Marius ha vuelto a meterse contra los "Cazadores"!
-Ese idiota otra vez... -Dijo Marshall con cara enfadada- ¡Voy para allá!
Apartó a Kyle de un empujón y se marchó con paso acelerado.
-¡Espera, voy contigo!
-No puedes plantarle cara a un Cazador en tu estado actual, quédate aquí, volveré enseguida.
Kyle no iba a aceptar que lo dejasen de lado, así que siguió a Marshall hasta la calle, donde se encontraba un hombre de unos cincuenta años, aparentemente bastante fuerte, su espalda estaba llena de cicatrices; tenía el pelo largo desmelenado, hasta los omóplatos. Sus brazos habían pasado a estar formados por una especie de piedra muy oscura, ¿obsidiana, tal vez?
Delante del hombre que, por deducción, parecía ser Marius, habían tres hombres y dos mujeres vestidos con una especie de uniformes militares, pero no parecían ser del imperio. Los cinco miembros llevaban un escudo en el pecho con la silueta de una cabeza de tigre rugiente con tres flechas saliendo por detrás de la misma. ¿Esos eran Cazadores? Kyle nunca había oído hablar de ellos, pero las miradas desafiantes de los cinco integrantes del grupo bastaban para saber que no eran precisamente pacíficos.
Tres de los cinco miembros llevaban armas blancas, una katana, dos dagas y un bastón tacheado, respectivamente. Los otros dos, un chico y una chica, bastante jóvenes al parecer, mostraban sus dos respectivos poderes dispuestos a atacar: Una serpiente de humo sobresalía por encima de la chica y alrededor del chico danzaban varias cuchillas hechas de hielo. Marshall se acercó a Marius y le pegó un pequeño golpe en el hombro.
-Parece que esta vez lo vas a tener crudo, -varias chispas comenzaron a salir de su cuerpo- ¿necesitas ayuda?
-Te agradeceré si me echas una mano, -soltó una risa grave- pero que conste que puedo yo solo.
-Bien... -la electricidad alrededor de Marshall ganó potencia, como si él mismo fuese una tormenta. Esbozó una expresión maliciosa- "Let's start the show".
La llama interior de Kyle se encendió, no iba a dejar que esos dos peleasen solos.
Su ojo derecho estalló en llamas.
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